El vivenciar se vivencia de manera movida […]. No se encuentra cerrado en sí mismo, ni limitado a sí mismo, sino que constantemente remite a algo que en el instante no es su contenido. Este estar-remitido-más-allá-de-sí-mismo (Über-sich-Hinausgewisensein), esta trascendencia inmanente del vivenciar, no se puede elegir…
Niklas Luhmann (1971:31 – Traducción del autor)
La problemática del sentido es el eje de un debate que toca a las raíces de la sociología y aún deja su impronta en las perspectivas teóricas que se desarrollaron en su marco. Me refiero a la discusión que en Alemania recibió el nombre de ´debate por el método` (Methodenstreit). El foco de esta discusión concernía a la definición de las problemáticas de las ´ciencias del espíritu` y el modo en que tenían que abordarse. En este debate se puso en cuestión si lo social podía investigarse con modelos epistemológicos tomados de las ciencias naturales, o si, por el contrario, las ciencias sociales tenían que desarrollar métodos propios, coherentes con la especificidad de su objeto. En las presentaciones de manual la disciplina se dividió entre una sociología ´positivista` y otra ´comprensiva`, quedando el tema del sentido reservado para esta última. Este posicionamiento estuvo representado por Max Weber (1969:5), quien enfocó el concepto del sentido partiendo de los significados que los individuos atribuyen a sus acciones. Considerando que incluso cuando la sociología de Weber tiene por centro la cuestión del sentido, no lo define acabadamente, fue Alfred Schutz (1932) quien esbozando una sociología fenomenológica de la acción buscó echar luz sobre este concepto. En un intento de dar basamento filosófico a la sociología comprensiva, Schutz retomó el planteamiento de Edmund Husserl (1966) mostrando cómo el sentido se constituye en la temporalidad interna de la conciencia.
En este marco, Niklas Luhmann (1971) considera que el sentido es un ´concepto fundamental` (Grundbegriff) de la sociología. Vale aclarar bajo qué parámetros le otorga al sentido este estatuto en la teoría. Pues aclara que “…ni los conceptos ni el mundo pueden ser tratados como una norma fija” (Luhmann, 1971:25). Un ´concepto fundamental` es aquel que tiene por problema de referencia la complejidad del mundo, no aquel que busca representar el mundo como algo dado. De esta manera, se evita el ´realismo del mundo` (Weltrealismus). Asimismo, un concepto de estas características enfrenta el problema de la complejidad asumiendo su propia contingencia. Con ello, se elude el ´realismo del concepto` (Begriffsrealismus). Los sistemas sociales procesan la complejidad por medio del sentido, no obstante, otros sistemas, como los sistemas orgánicos, lo hacen de otro modo. Los conceptos nodales de una disciplina son sondas para abordar la complejidad del mundo.
Hecha esta aclaración, hay que decir que Luhmann se sitúa críticamente en esta tradición que arranca con Weber y continúa en Schutz. De hecho, sin dar continuidad a la teoría de la acción, como este último, se considera heredero de Husserl (Luhmann, 1985:132) y propone una ´descripción fenomenológica` (Luhmann, 1971:31; 1984:93; Lewkow, 2012) del sentido. Como se mostrará luego, esta apropiación de la fenomenología, consiste, sobre todo, en la recepción de la noción de horizonte que formuló el fundador de esta escuela de pensamiento (Husserl, 1996:92-95).
Esta breve digresión tiene una finalidad propedéutica, a saber: se buscará ilustrar, mediante cuatro tesis, los lineamientos principales del concepto de sentido de la teoría de sistemas sociales (Luhmann, 1971: 25-100, 1984: 92-147, 1997:44-59, 2000:268-289, 2002: 212-236; Stäheli, 2000:66-69; Kirchmeier, 2012:117-119). A partir de ahí, se intentará exponer algunos problemas que suscita este planteo.
A tales efectos, se puede afirmar que:
1) Tanto los sistemas psíquicos como los sistemas sociales son sistemas constitutivos de sentido. El concepto de sentido abarca, por igual, ambos tipos de sistemas. Desarticulando un supuesto central de la teoría sociológica de la acción y la fenomenología husserliana, la subjetividad se ve despojada del privilegio de actuar como fuente única de la que mana el sentido. Los sistemas sociales son sistemas constitutivos de sentido, tanto como los sistemas psíquicos, sin que puedan reducirse unos a otros.
2) El sentido se articula en base a la diferencia entre actualidad y potencialidad. Toda comunicación actual de un sistema social tiene ante sí un horizonte de comunicaciones posibles para posteriores enlaces. Este horizonte, en su unidad, es lo que Luhmann entiende como ´mundo`. Por tanto, hay que descartar que el sentido de una comunicación pueda alumbrarse, meramente, en base a su contexto actual, como propone, por ejemplo, la etnometodología a partir de la noción de ´indexicalidad`, incluso cuando la misma ilumina aspectos fundamentales de las interacciones. Entonces, una consecuencia significativa de este planteo es que, si bien el sentido de una interacción está vinculado a su contexto, al punto de que se puede hablar de “autopoiesis indexical” (Robles, 2002), este sentido no se reduce a sus aspectos situacionales y, por consiguiente, hay que conectar el sentido de las interacciones con el de la sociedad global. Otra importante consecuencia es que las comunicaciones de los subsistemas de la sociedad –por ejemplo, las de la ciencia–, las cuales no tienen un anclaje situacional, es decir, un arraigo en el ´mundo de la vida`, poseen sentido y este consiste sólo en la articulación de actualidad y potencialidad.
3) El sentido se compone de una dimensión social, una dimensión temporal y una dimensión factual. Cada dimensión se estructura a partir de la diferencia de dos horizontes: en la dimensión social, los horizontes alter/ego, en la dimensión temporal, los horizontes antes/después, en la dimensión factual, los horizontes interior/exterior. En cada uno de estos ejes del sentido Luhmann discute simplificaciones en las que incurren otras teorías. Con respecto a lo social, el punto de arranque es la diferencia de perspectivas de alter y ego, por tanto, no está supuesto un consenso inicial. A propósito de la temporalidad, el hiato, es decir, la diferencia entre el antes y el después, conlleva descartar la continuidad entre pasado y presente y, de esta manera, la perspectiva de que haya un hilo conductor de la historia y un fin de la historia, sea este el ´espíritu absoluto`, como en Hegel, o el comunismo, como en Marx.
Finalmente, en relación con la dimensión factual, no hay algo así como un mundo material de ´cosas`, todo objeto se puede fragmentar y descomponer en sus aspectos intrínsecos y, por otro lado, comprenderse en entornos exteriores cada vez mayores.
4) En el ámbito del sentido, no hay ´sin sentido`. El sentido sólo puede remitir al sentido y no a otra cosa. El sentido es autorreferencial. Para los sistemas psíquicos y sociales no hay nada carente de sentido. En este terreno, es posible discutir el diagnóstico de que nos hallamos en una época de ´crisis del sentido` o ´alienación`. Mientras existan sistemas sociales y psíquicos, estos no pueden más que vincularse con el mundo a partir del sentido.
Uno de los problemas que surge de este planteamiento es la ausencia de un enfoque sobre la espacialidad, en otras palabras, la carencia de una ´dimensión espacial` del sentido. Tomando en cuenta dos posicionamientos distintos en el debate sobre esta temática, Rudolf Stichweh (2012) sostiene que el concepto de espacio implica una dualidad. Por un lado, hay que hacer alusión a una construcción de la espacialidad interior a los sistemas sociales, por otro lado, el espacio es un condicionante externo de lo social. El problema del espacio es tratado por Stichweh a partir de la diferencia interno/externo y, con esto, queda incluido en la dimensión factual de lo social. Por el contrario, Hugo Cadenas (2012) considera que es plausible referir a una dimensión espacial del sentido y retoma este problema en un análisis empírico del despliegue del sistema jurídico chileno, mostrando la relación entre las fronteras jurisdiccionales y el derecho internacional.
Otra dificultad que presenta este concepto es la marginación de los aspectos que tanto para los sistemas psíquicos, como lo sistemas sociales, aporta la corporalidad a la construcción de sentido. Pues el cuerpo es visto por Luhmann, la mayoría de las veces, sólo como sistema orgánico, por tanto, no se trata de un sistema constitutivo de sentido. Sin pretender exhaustividad en el comentario de este tópico, quisiera mencionar aquí el análisis sociológico de la corporalidad que elabora Alois Hahn (1994). En este sentido, afirma Hahn que el cuerpo cumple una doble función: sirve a la notificación de una información en la comunicación y, a la vez, es una fuente de información en sí misma.
Volviendo a Luhmann, en referencia a sus contemporáneos, Armin Nassehi (2004) mostró la afinidad entre el concepto de sentido de la teoría de sistemas sociales y el de la perspectiva de Bourdieu: en ambos casos se concibe la estructuración del sentido de un modo dinámico. Los dos planteos –el de Bourdieu frente al estructuralismo de Lévi-Strauss y el de Luhmann de cara al estructural-funcionalismo de Parsons– deconstruyen la idea de una estructura preestablecida. Así, Bourdieu muestra cómo las estructuras se reproducen en la praxis, mientras que Luhmann expone el modo en que se configuran en el presente operativo de las comunicaciones.
En el concierto de las perspectivas sociológicas más recientes, el concepto de sentido de Luhmann ha sido retomado por Harrison C. White (2007) en el marco de la teoría de redes, destacando la crítica de la teoría de sistemas sociales a los planteamientos subjetivistas sobre el sentido.
A modos de cierre, quisiera destacar las potencialidades del concepto que he bosquejado a partir de cuatros tesis: 1) frente a otras ofertas teóricas como la perspectiva accionalista y la fenomenología trascendental, en Luhmann lo social aparece como un ámbito de sentido con derecho propio; 2) respecto a teorías como la etnometodología, en la cual el sentido queda reducido a la contextualidad de la interacción, en la teoría de sistemas sociales se puede conectar el sentido situacional de estos vínculos sociales con el sentido global de la sociedad e, igualmente, contra lo implicado en la noción de ˊmundo de la vidaˋ, mostrar el sentido de comunicaciones que no tienen un arraigo contextual; 3) el concepto de dimensión del sentido permite desmontar premisas compactas en lo que respecta a lo social –evitando presuponer un consenso-, lo factual –rechazando la idea de ˊcosaˋ- y lo temporal –discutiendo la perspectiva de un continuo temporal-; por último, 4) el planteamiento acerca de la autorreferencialidad del sentido, al mismo tiempo que está en la base de la noción de sistema autopoiético, pone en cuestión diagnósticos de la modernidad que se sustentan en conceptos como ˊcrisis del sentidoˋ y ˊalienaciónˋ.
En cuanto a las limitaciones de esta propuesta, he mencionado sólo algunas de ellas, a saber: el tema de la espacialidad y la corporalidad. En ambos casos, no obstante, pude mostrar cómo entre los continuadores de la teoría de sistemas sociales se dieron respuestas fecundas a los dos problemas.
2 comentarios
Excelente, sintético y claro.
¿Existe bibliografía de Alois Hahn en español?, me interesa ahondar más sobre el asunto de la corporalidad, el sentido y la comunicación. Un saludo!
Muchas gracias Hasael! Estoy casi 100% seguro de que no hay nada publicado de Alois Hahn en castellano. No obstante, si te interesa pensar el tema de la corporalidad en la teoría de sistemas te recomiendo revisar la compilación que sacó la UNAM hace un tiempo con textos del propio Luhmann sobre este tema. El libro en cuestión se titula Comunicaciones y cuerpo en la teoría de los sistemas sociales y tiene traducciones de Raúl Zamorano Farías, Giancarlo Corsi y Rogelio Salgado Carrasco. Un saludo! Lionel Lewkow