La modernidad es una guerra, es una decisión acerca de la guerra y la paz, no es algo que pueda describirse como un estado
Bruno Latour
Bruno Latour es sin duda una de las figuras intelectuales más destacadas en el panorama actual de las ciencias sociales. En el año 2012 fue condecorado con el Premio de la Legión de Honor (la más alta distinción del gobierno francés) y al año siguiente recibe el Premio Holberg (considerado el Nobel de las ciencias sociales). Formado en bajo la herencia de Michel Serres, ha dedicado gran parte de su trabajo a indagar en las consecuencias de los Estudios de la Ciencia y la Tecnología sobre nuestra comprensión de la vida moderna. En 1979, publicó su primera investigación etnográfica en el laboratorio Jonas Salk de California donde se describen los procedimientos de inscripción que permiten acreditar un hecho científico entre un grupo de endocrinólogos. El libro fue leído como una provocación a las garantías de la ciencia moderna y marcó el inicio del programa de investigación que actualmente se conoce como la Teoría del Actor-Red.
Durante más de 20 años se desempeñó en el Centro de Sociología de la Innovación de la École des Mines en París donde comienza un productivo intercambio con Michel Callon en torno al análisis de controversias. Desde entonces, su teoría ha logrado extenderse progresivamente hacia diversos campos de aplicación que usualmente interpelan a las ciencias sociales para elaborar sus explicaciones, tales como: el derecho, el arte, la tecnología, la religión, la política, la naturaleza y por supuesto la economía, aquella ciencia de los intereses apasionados que la modernidad parece haber elevado al estatus de “segunda naturaleza”.
En los años noventa, inicia su producción más teórica sorprendiendo al mundo con una polémica declaración: Nunca fuimos Modernos. Aplicando el principio general de simetría en antropología comparada, Latour propone destinar el mismo rigor metodológico que usualmente desplegamos para revelar las creencias de “otras” culturas pero esta vez sobre aquellos que se auto-proclaman “modernos”. Su hipótesis es que la sociología se ha quedado sin herramientas conceptuales para iniciar una empresa de tamaña envergadura. Esta última parece seguir empecinada en medir el avance de sus investigaciones a partir de la bifurcación entre sujetos (humanos) y objetos (no-humanos) dejando en la opacidad el mecanismo de traducción que permite vincular ambos mundos.
La ironía es que el mismo mecanismo diseñado para delimitar la frontera entre humanos y no-humanos termina contribuyendo a la proliferación de entidades híbridas (cuasi-objetos) sobre las cuales se fundamenta el quehacer de la ciencia. El problema es que la ciencia no nos permite representarlas: ¿Cómo podría visualizar la ciencia este tipo de entidades si sólo admite dos categorías de observación? Para resolver este problema, Latour nos invita a desafiar la bifurcación que heredamos de la modernidad con el propósito de registrar, de una vez por todas, el modo en que los modernos experimentan su propio mundo. Esta vez debemos equiparnos con herramientas un tanto distintas (infra-lenguajes) que nos permitan acceder al meta-lenguaje de los modernos tal como lo haría un antropólogo al ingresar en una tribu inexplorada de la sabana africana.
En tal sentido, Latour postula que la modernidad nunca comenzó (al menos no como la imaginaban los modernos) puesto que nunca funcionó bajo las premisas fundamentales de la constitución moderna: separar los «hechos» (naturales) de los «intereses» (sociales). Aún así, el costo que han debido pagar aquellas entidades que no comparten completamente la humanidad de los modernos parece haber sido demasiado alto y lo suficientemente real como para socavar nuestra antigua confianza en las instituciones: “quizás no haya un planeta que resista esta versión de la modernidad” sentencia Latour (una intuición que comparte el argumento de esta excelente película).
En la presente entrevista, Latour expone su particular visión sobre el desarrollo de la modernidad, se encarga de responder a sus críticos y nos brinda algunas precisiones sobre su último y más ambicioso proyecto: Una Investigación sobre los Modos de Existencia. Este último nos conduce a un avance sustancial en el pensamiento de Latour con respecto al movimiento deconstructivo que significó el programa de la Teoría del Actor-Red. La novedad consiste en añadir la «clave» que moviliza cada tipo de red para propagarse en un colectivo de humanos y no-humanos. 14 modos de existencia se componen a través de una plataforma digital que permite a sus visitantes inspeccionar los argumentos del libro y convertirse en co-investigadores para las versiones finales del proyecto.
Sin duda todo un soplo de aire fresco para las ciencias sociales más tradicionales y es que si algo no le podemos negar a este veterano de la “guerra de las ciencias” es que ha sido capaz de transformar nuestro mundo en un lugar un poco más interesante para quienes nos dedicamos a estudiar sus mecanismos de funcionamiento (cuestión no menor si consideramos el letargo que aqueja a la disciplina desde la ofensiva posmodernista de los años noventa). A continuación, le damos la palabra a Bruno Latour, uno de los intelectuales más estimulantes que puedan encontrarse en la teoría social contemporánea, en una entrevista exclusiva para Sistemas Sociales:
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